16 may 2016

Almudevar-Caspe. 30 de abril.


El propósito era levantarnos temprano y así lo hicimos con legañas en los ojos y ansias en el puño. Empezaban mis vacaciones moteras 2016!!.

Hoy bajábamos de Almudevar a Caspe por el track que el oriundo Alvaro había preparado sobre las áridas tierras del desierto de Monegros… que ni tan áridas. Nos habían precedido varios días de “intensas” lluvias (orballo le decimos en mi tierra, juas!), así que en los primeros kilómetros y haciéndome el body a las Pirelli MT21, los disimulados charcos de arcilloso barro monegrino me harían guardar más concentración de la que en principio me esperaba para esas pistas abiertas de nuestro señor. Y zasca!, se me va la delantera, se cierra la dirección, tiro de pierna izquierda para hacer apoyo… y latigazo esclavista de tobillo a muslo, que me dejaría la pata medio mal para el resto del día, pero que no me impediría rodar con normalidad de pie sobre los estribos. Aún así, si lo sé dejo caer la moto a plomo, que no sé qué ansia me ha dado de que no le pase nada a la niña, en fin, gassssss y a disfrutar!!.

Devoramos kms con hambre insaciable y las sensaciones para mi no eran nuevas, ese deslizar de ambas ruedas sobre la grava suelta ya no era cosa de novato. Ésta es mi segunda incursión aragonesa y lo estaba notando, disfrutando más y más a medida que avanzábamos.

Richy se paraba para hacernos alguna foto y el siguiente GPS-man lo relevaba; luego Antonio te adelantaba como alma que lleva el demonio para al poco rato chupar rueda del que le precediera; Álvaro disfrutando de su recién tuneada Ténéré que pilota como los ángeles y Tocho guardándonos las espaldas como buen veterano que es… y así los cinco jinetes rumbo Caspe sobre preciosa estampa. Ventada, pero preciosa.

Ya acercándonos al mediodía, nos paramos los de cabeza para aligerar peso bragueta en mano y para cuando quisimos arrancar, la machine de Tocho dijo que un poquito de por favor que aún no estaba lista. Al poco llegaban Richy, con su impoluto semblante habitual, y Antonio con la delantera pinchada, así que en perfecta sintonía, la punterísima machine y la respetabilísima adv del grupo, petaban a la vez. Bien!, mejor así que una tras otra. Anulado un fusible en una y sustituida la cámara en la otra proseguimos ruta hasta la carretera general que une Zaragoza con Lleida, donde Tocho avisó de su notable cansancio. Hicimos un puñado de kilómetros de asfalto, por el que Tocho seguiría mientras el resto tomaríamos pistas al trago, por una zona en la que no quedó más remedio que hacer un poco de fuera pista para poder unir una con otra y seguir avanzando. Estos momentos “off de off” de exploración extrema-damente controlada, son realmente excitantes. A puntísima de gas, disfrutando del campo y el entorno y resolviendo el trazado adecuado para dar con la siguiente pista…, siempre toca salvar algún escollo que con mayor o menor dificultad, Richy en cabeza, superamos sin ver ninguna de las cuatro motos en posición horizontal, y es que la experiencia en estos casos no es un solo grado.

Al poco rato nos vimos encañonados entre dos paredes monegrinas, que dejaban suficiente espacio entre ambas para que la pista pudiera juguetear con los sembrados a distintos niveles, unos más arriba y otros más abajo, lo que hacían de aquel track una auténtica montaña rusa. Veo salto abro gas y a volaaaaaar!!, bajadita, frena que te sales y abre ya! que te pierdeeeees… y otro salto, curva, bajada, corta que otra curva cierra y salta!!!, baja abriendo y venga a una rueda!, corta, gas curva, gas abre cierra dafdljadjadladkdjfaoi. Bruff! Que pasada!!! Y así unos 20 increíbles kilómetros de lujuria y sexo duro sobre ruedas. Orgásmico!!, adrenalínico!!, chupifláutico…. No sé, me quedo sin recursos, pero lagrimeo, os juro que lagrimeo!!.

A los pies de las ruinas de Belchite nos vimos con Tocho. Como buenos hermanos le dijimos que no se había perdido gran cosa. Ojos que no ven, corazón que no siente señores!. Ahora ya lo sabes Tocho!!, desahógate en estricta intimidad, juas!.
Repostamos y como ya eran horas de quedar con la señora de la casa rural y hacer compra para los próximos dos días, nos fuimos por asfalto hasta Caspe mientras Antonio aprovechaba para hacer turismo por aquel pueblo bombardeado que le hace a uno encogerse, y es que es para verlo, aquello es parte de nuestra triste historia que no debemos olvidar, como lo estamos haciendo. Desde aquí un recuerdo a los caídos de ambos lados que yacen al cuidado de sus familias, y un ruego por los que aún no hemos recuperado. Una vez más España a la cola del mundo, después de Camboya, siendo el país con mayor número de desaparecidos del mundo. Una vergüenza!. Marca España!.

En la casita de Caspe Tocho se puso a las ascuas y nos preparó una parrilla variada de indecente grasa local, mientras que le dábamos a la riquísima Ambar botellín en mano. Luego los gallegos sacamos nuestra poción mágica que nos hace invencibles, en sus versiones amarillo chillón y negro preto, y además Richy una señora Bica descendida de los mismísimos cielos, que literalmente regada con aquella pócima cafeinada de melosa textura, haría que esa noche durmiésemos como retoño en brazos… y hasta mañana.




 



 
 
 

4 comentarios:

  1. Caralluda aventura,vese que o pasastedes ben.Graciñas por facerme partícipe da singladura.Råfagas e gas

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  2. Mantienes el espíritu de los más aguerridos aventureros., y nos lo cuentas para q lo vivamos contigo.
    Dan ganas de cojer un tranganillo y tirar pa el monte.,y eso con el respeto por no decir miedo q sabes me dan las motos!!!!

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  3. Si te lo propusieras, tu con lo que eres, ya estarias dándole gas a cuantas motos quisieras. Gracias Juana!

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