30 jun 2011

fooooda pa!! les-a-les

A)
LES-A-LES: Se dice del raid moto-turístico más famoso de Portugal (desconozco la existencia de otro) organizado por la propia Federación Portuguesa de Motociclismo… consistente en una prueba de resistencia, por equipos de dos motos, más acompañante o no, dividido en prólogo más dos jornadas maratonianas de más de 12 horas,  con el propósito de llegar a la meta de ambas etapas habiendo pasado por todos los puntos de control, en su justo tiempo, haciendo uso únicamente de un road-book para su localización.

  

PRIMER DÍA -PROLOGO-:
(tengo que llegar a tiempo):


Digamos que lo peor fue el madrugón, las 5:30 de la mañana, con intención frustrada de salir media hora después al no haber ultimado correctamente los preparativos el día antes, así que la partida fue a las 6:30 a.m., pero sin problemas.






Había decidido con total convicción el prescindir, en todo lo posible, de carreteras nacionales, por no hablar de autopistas, autovías y todo aquello que no te deje oler la mierda de vaca a pie de carretera, así que puse rumbo Vila de Cruces, A Golada, Rodeiro, pequé hasta A Rua por la puta carretera nacional, y continué hasta A Gudiña… y yo me decía: “pero qué carallo fago eu direción Vila de Cruces si meu destino é Portugal???”, pues si, resulta más que chocante estar dando vueltas por las aldeas de tu comarca cuando tu destino se encuentra a más 5 horas de distancia, pero así es la dura vida del Super-Motard, jeje. Por lo demás, mucho frío hasta A Rúa y panzada incesante de curvas, abiertas, cerradas, paella, orquilla, rápidas, lentas, de todo menos caspa.

mi primera fortaleza
La entrada a Portugal la hice por A Mezquita y enseguida comenzó a cambiar el paisaje, más frondoso y las carreteras, más, como diría yo?, más mejor para mi keityem, juas!, asfaltos más rotos y curvitas más jodidas, así que con el riesgo que supone para la buena conservación de mi cutis, proseguí viaje sonrisa en boca. Vinhais, Bragança, Vimioso y por fin Mogadouro, justo a tiempo y después de casi seis horas, donde me encontré con Nikko, mi compañero de equipo y nos dispondríamos a pasar las verificaciones técnicas de las motos. Que si a ver los papeles de la moto, que si las luces, cámara y acción!… estábamos recién llegados a Mogadouro y en un abrir y cerrar de ojos ya habíamos pasado las verificaciones sin problema alguno y con la ligereza propia de una organización que ya lleva consigo 13 ediciones consecutivas.



en estado puro
verificando

Hasta aquí unos 400 kms.

injusta foto a las puertas de la casita de chocolate
Decidimos ir a Vimioso a coger las llaves de la casa rural que teníamos reservada y de paso aprovechamos para comer en el mismo pueblo, ya que Mogadouro estaba petao de moteros de esos guarros que lo único que saben es hacer porradas y porradas de kms, puag! que noxo!... y para nuestra agradabilísima sorpresa resultó que para llegar a la casa había que salvar unos 2 kms off-road, así pues, jodiéndonos el cutis una vez más, llegamos a una casita de chocolate al pie de un precioso río, que a modo de piscinas naturales, descendía peldaño a peldaño, en serio, una cucada… lo malo es que no estábamos allí para disfrutar de tales placeres terrenales, sino para sudar la gota sobre la moto. Y vuelta a Mogadouro para disputar, o mejor dicho, disfrutar del prólogo, unos 80 kms por la comarca, 3 horas “cheas de emosión”, castillos, ruinas, castillos  ruinosos, iglesias, iglesias ruinosas, aldeas, con moscas, ríos, on, off, y todo aquello que no había sido capaz de imaginar sobre el Les-a-Les, toda una aventura para un moterillo como yo. Me la gocé e hice boca de lo que en los próximos días nos depararía este gran evento.



castillitos

una de tantas

falo luso

nikko on the way




Mogadouro
Al finalizar el prólogo y mientras descansábamos de la porrada de kms acumulados, esperamos por dos “incautos” con los que compartiríamos la casita de chocolate, buena gente con la que también compartimos mesa en la cena de bienvenida, en la que la organización nos juntó a los 1400 inscritos, para hacernos partícipes de la gran fiesta que para el motociclismo portugués resulta ser el Les-a-Les. Después solo quedó el regreso a la casita, que estaba a unos 40 kms y pa cama, no sin antes, el amigo Nikko, haber hecho los deberes correctamente (léase pegar el road-book del día siguiente y subrayar toda la información que consideró necesaria para facilitarse su comprensión. Buen curro Nikko!.)



a la cola de la cena

mi turno!!



A ver!: 400 kms hasta Mogadouro + ir a por las llaves a Vimioso +  volver a Mogadouro + prólogo + ir pa cama = 600 kms con la punta de la gaita, jeje.


SEGUNDO DÍA -1ª ETAPA-:
(un país de ensueño)

paradita

Otro madrugón!. Teníamos la salida a las 7:16 de la mañana y con alojamiento a 40 kms, pues no nos quedó más remedio que poner el despertador a las 5:45, a ver quién era el mochuelo de afrontar una etapa de tantísimas horas de vuelo sin nada en el buche, así que en cosa de una horita ya estábamos en Mogadouro para recibir “o pequeno almorço” gentileza del Les-a-Les, fruta, bocata y agua si no recuerdo mal.

reforço
La partida de la primera etapa no se hizo esperar y con muchas ganas emprendimos este primer día de aventura por tierras dominio del río Douro. A los “pocos kms”, unos 50, hicimos parada para tomar un “reforço”, en este caso fueron unas apetitosas cerecitas, sin más, y proseguimos ruta con las ganas del que sabe que a no muchos kms de distancia, nos esperaba el primer off-road del día. Cuando de repente!, sin venir demasiado a cuento, en medio de una aldea, un paisano pico en mano parecía hacer ademán de atravesarnos los cascos con semejante herramienta, al grito de: “píiiiiiiicovos” y efectivamente, allí estaba para picarnos, para picarnos el primer punto de control, jejeje! que bueno!, que buen humor se gastaba la organización… y hecho el “trámite administrativo”, llegó el primer fuera de pista. Nikko paró a modificar amortiguación (es lo que tiene la electrónica) y yo proseguí (con mi setting de amortiguación todo camino asfáltico y sin, jeje) aprovechando que no había demasiado tráfico, para enroscarle a gusto y notar, por fin! esa rueda trasera deslizar a diestro y siniestro “sin control” de tracción... al poco rato paré a sacarle una fotillo a Nikko, que bien la merecía, y proseguimos ruta disfrutando de las preciosas lomas y gargantas que dibuja el río Douro, cañizales, arena, piedras y un poco de todo para ponernos bien a tono… los “off” siempre saben a poco, no importa que estés 5 o 15 minutos pisteando por lo marrón, siempre parece que han sido 30 segundos, pero bueno, resignación y a seguir rodando por lo negro, que no estaba naaaaaaaaaada mal. 




una pena que no se aprecie la pendiente real

nikoooo!!

trafico en la AP-9



Ah! por cierto, para mi desgracia, en uno de esos rebotes moteriles marronáceos, la cámara de fotos que llevaba atada al manillar y apoyada sobre el cuadro (lo sé, que capullo!), se situó al mismísimo lado de la tija y en una maniobra en parado, para rectificar la moto, crack! a tomar por culo, cámara al carallo!. No coment.


Douro
Bueno, llegamos al Douro, navegable en su totalidad desde la frontera con España, unos 300 kms hasta O Porto según nos comentaron los del siguiente control, que estaba en el propio pantalán… y proseguimos viaje entre pueblos y aldeas, corredoiras y carreteras, una gozada para los sentidos, hasta Sabugal, donde nos esperaba “o almorço”, consistente en la ensalada con la peor pinta que me he echado a la cara, pero como sabía!, que maravilla!, que!, que hambre la virgen!, postre, café, visita a “roca” y gassssssss!!



les-o-rejo jeje

o almorço

Por la tarde, con ya 6 horas sobre la keytiem, dejé de sentir mis reales posaderas, el cúmulo de kms y horas rodando empezaban a hacer mella en mí, pero que cojones!! quién dijo que fuera facil?! eh! quién?!, NADIE, así que fuerza, coraje y palante… una fortaleça por aquí, un castillito por allá, a picar al alto de un monte en el que se suponía que estuvo la ruina de algún ruinoso castillo y vuelta al gasssssssss.

Monsanto

Todo dejó de doler a nuestra llegada a Monsanto, REDIÓS! que preciosidad, aquí no había excusa para parar, ni punto de control ni nada, pero no nos pudimos  resistir a los encantos de tal emplazamiento, paseito a 35º, fotos, refrigerio y vuelta al road-book, para parar poco después, en Pena García, acojonantes vistas desde el alto de la capilla, picada en el punto de control, esta vez por unos homos del cromañón, pis, aguita por la nuca para bajar la temperatura corporal y nuevamente carretera, no sin antes dar alguna vuelta extra por el pueblo buscando el fallo en el road-book, que al final resultó estar en el nombre poco visible de una calle a causa de un arbusto desalmado… y nuevamente gassssssssssss.
Monsanto

Pena García

El resto del día, para mi, lo podrían haber suprimido, a excepción de unas deliciosas curvitas serpenteantes hasta el pie del río Tajo, en su paso por Alcántara, España… sí mis queridos, el paso por España fue de lo más aburrido del viaje, “manda carallo! España tiña que ser…” pero es que las rectas mortecinas extremeñas no son lo mío… por suerte la agonía no duró más de 45 minutos, aunque pareciera toda una vida, y al poco de nuestro regreso a tierras Portuguesas nos volvimos a encontrar con la frondosa naturaleza de la Freguesía de Castelo de Vide, nuestra meta. Pero la organización aún se tenía reservado un último y precioso detalle para el fin de etapa: tocaba picar en lo alto de un monte presidido por una capilla y un crucifijo, como no, en el que esta vez, los picantes eran unos curas, frailes y monjas de alguna extraña congregación Les-a-Leriana, que grandes! los portugueses estos son caralludos!. La panorámica de Castelo de Vide sobre el alto, no tiene precio.

padre, he pecado.


panorámica CdV.



Ya solo restaba bajar al pueblo, hacer el paso obligatorio por el “arco del triunfo”, recibir un refrigerio y buscar el hotel, que para nuestra gracia estaba a escasos 100 metros de la meta y justo en frente de donde habían organizada la cena, una gozada!. Riquísimo consomé, delicioso guiso y fruta, con cerveza o vino o agua, al finalizar nos dimos un paseito para estirar las piernas, terraceo y cama, que ya pasaba de media noche y nadie quería ver convertida su moto en una calabaza… por no hablar del madrugón del día siguiente, que la partida volvía a ser a las 7:16. Buenas noches.


por turnos eh!
Por cierto, hoy fueron unos cuatrocientos y muchos kms en un total de unas 13 horas, toma ya!.



TERCER DÍA -2ª ETAPA-:
(no tengo ni la más mínima idea de por donde pasamos):

Esta vez omitiré lo del madrugón, jeje
El día comenzó, para ser las 7:30 de la mañana, con un exceso de temperatura más propio del Sáhara Oriental que de Forniños D’Abaixo, y con la promesa de que hoy llegaríamos con facilidad a los 40º, partimos de Castelo de Vide rumbo a Lagoa –Algarve-.
llegada y/o salida





La primera parada del día no se hizo esperar, a escasos tres o cuatro kms, en la plaza de un pueblo del que poco me importó su denominación, nos hacían entrega del “pequeno almorço”: agua, zumo, pastas galleteras y fruta, ÑAM! y gasssss… una recta por aquí, otra por allá, curvitas, cruce sospechoso, aldea, Nikko que cojones haces por esas pistas de arena si por ahí parece que no es! ah! ya!, pasar un ratillo trail jeje… otra recta, algo de confusión al encontrarnos con un participante, que no organizador, indicándonos la ruta a seguir … y bien!!, otro off-road… y mal!, otra caravana “xa empezamos cas  retencios -off-” pero en este caso con un motivo más que justificable, el vadeo de un río.


Aquí tengo que hacer un inciso sobre el tema vadeo, ya que parece ser uno de los momentos super estelares de la prueba, foto insignia del Les-a-Les… a ver, no todos los días ves a una super turística, R o custom cruzar un río, por no hablar de lo emocionante que resulta la espera, ya sabéis, me caeré, haré el ridículo más grande del mundo…etc…
vadeando
Pues ahí estábamos, a la espera de nuestro turno, en fila de a dos… las motos que no resultaran algo campestres a la izquierda y las demás a la derecha, lo cual indicaba, de antemano, dos grados bien diferenciables de dificultad. Me toca, los muy organizadores me hacen parar en el medio y medio del río para picarme la tarjeta de control, bah! tengo botas jandemore-tech, malo será!... y me dan paso, abro gas con seguridad, noto que la moto enmorra lo suyo, remojo el cilindro cual fontaneda en leche, culea, ya me veo buscando la moto río a bajo… y SUPERADO!, al final no era para tanto, pero la experiencia bien merece un par de líneas extras, jeje.







portagem
Lo cierto es que este fuera de pista resultó ser el más extenso, no sabría decir cuantos kms, ya sabéis que siempre parece que son 30 segundos, pero igual este duró algo más… y más habría durado -I think so- si hubiéramos parado en algo que parecía un “reforço”, un red-bull o algo, pero con las ganas que teníamos de gassssssear por las pistas, decidimos no parar y a la postre deduciríamos que al igual se trataba de un circuitín “endurero”, pero ya no había vuelta atrás, así que. El caso es que llegamos al siguiente punto de control con unos 15 minutos de antelación, nos hicieron parar, charloteo con un par de portugueses con gran sentido del humor, sobre todo uno de ellos que nos contaba como se acababa de comer una galleta mientras inventariaba los maltrechos pedazos de sus gafas. Punto de control, en este caso era un “portagen” muy currado y gassssssss.




Mas carreteras, preciosas todas ellas, aldeas, pueblos, igual de preciosos, otro punto de control, esta vez parecían disfrazados de reyes magos o algo así pero no conseguí entender el significado, que tendría que ver con la historia del pueblo en cuestión, ni puta idea, y de repente, parking que te cagas, ha! si! el “almorço” que esta vez consistía en una ensalada bañada en vinagre (más bien sería una vinagreta claro!), unas sardinas ilegales, croqueta, creo que arroz y poco más, le dimos aire, siesta y pa la moto.
A estas alturas del día el calor era, sofocante no, lo siguiente… nos hicieron parar en unas ruinas romanas, que a mi parecer se trataba de unas termas/baños o similar, pero pocas ganas había de averiguarlo, nos picaron la tarjetita y proseguimos ruta bajo un sol de injusticia hasta el siguiente control, en el que claudiqué, necesitaba bajar mi temperatura corporal… me arrimé al bar, me pedí “um cafesinho maish um copo cumas pedras de gelo maish uma auga freshca, obrigado”. Nikko había decidido meterse, literalmente, bajo un tuvo del que surgía agua a borbotones con intención de mantener lleno un abrevadero o similar, no sé, el calor no dejaba a mi cerebro interpretar nada de lo que viera… charloteo con una vieja destartalada de la aldea y proseguimos.
Como podéis ver, el día de hoy, prácticamente carecía de visitas turísticas, a excepción de las referidas ruinas romanas, pero claro!, la ruina es pasearse a 45º cargando con chupa y demás bártulos moteriles, así que, poco hay que contar entre los checkpoint (in injlis mola más eh!, jeje), a excepción de una carretera muy singular, de unos 30 o 40 kms que yo denominé off-road-asfáltico, por el pésimo estado del firme, lo cual hizo que disfrutásemos lo suyo sorteando todo tipo de trampas mortales.

Ya solo quedaban tres casillitas de la tarjeta de control por picar. El primero de los siguientes controles tenía mucha gracia, en serio, los picadores estaban sentados en unos de esos flotadores con forma de sofá, en pleno río claro!, por consiguiente o te mojabas o te pirabas sin tu casillita debidamente picada, así que la opción fue la de mojarse los pies a la par que el fulano decía algo así como: “o lesh-a-lesh é pros duros” que wasa el tío!. El segundo control nos lo hicieron al pié de la “suvida imposivel” (imaginaros una recta de tierra, piedras y demás, de unos 150 metros de largo, pues bien, ahora ponerla vertical y ya lo tenéis) y efectivamente, parece “imposivel” de subir.


y otro control


y otro más!!

que cachondos!!

imopsivel



En la siguiente parada, con “la promesa” de picarnos la última de las casillas, nos hicieron dar un paseo por una zona tipo jardincito zen (mucho les mola a los portugueses este tipo de lugares… y a mi también eh!) en el que los miembros de un moto club del lugar nos hicieron entrega de la pulsera de su concentración motera, que allí mismo tendría lugar en no sé que fecha, pero de picar nada, así que nos piramos, que a esas alturas no estábamos precisamente para confraternizar con moto-clubs sureños... para eso ya habría tiempo luego.
Y por fin, el ULTIMO DE LOS CONTROLES!!!, en un faro correctamente emplazado en el extremo de un cabo ideal para tal función… pero claro aún quedaba literatura y dibujitos en el road-book, poca cosa, pero la más significativa, la llegada a meta y allí nos fuimos; nos pusimos a la cola; nos sacudimos la mierda para la foto y listos!... golpe de gas y allí estábamos, en el puto pedestal del mundo mundial esperando que nos hicieran la entrevista de nuestra vida, jeje… el intrépido periodista abordó a Nikko al ver sus galones moteriles por tierras marroquis, y yo, por no quedarme sin decir nada le largué por el aire un “a organisasao shpetacular”, nos entregaron diploma, banderilla pisa-papeles, parche con el logo del evento y alguna cosilla más.

REDIÓS!! QUE ORGULLO MÁS GRANDE HABER ACABADO LA PRUEBA!!.

la llegada


Ya solo restaba localizar el hotel para dejar los petates, que al final resultó ser la prueba “más dura” del día, y la cena. Ésta fue “shpetacular”, con barra libre de cerveza, así que los que me conocéis, pues eso, que le cayeron unas cuantas… y con la mosca tras la oreja, ya que había oído algo así como que por la noche había DJ en una playa y como a mi me gusta más la fiesta que a un perro un hueso, husmeando husmeando, pero al final de casualidad, nos encontramos con la prometida “party”, en la playa de un precioso pueblo infestado de guiris, Carvoeiro, otra porrada de cervezas, algo de bailoteo, unas risas con los miembros de un motoclub sureño, todos ellos ataviados con chalecos de cuero v’s vaquero, banderas secesionistas y demás… pis y pa cama con la satisfacción de haber hecho un buen trabajo y con la ignorancia de LO QUE SE ME VENÍA ENCIMA EN LOS PRÓXIMOS DOS DÍAS DE RUTA.


un par de cervecitasss

Carvoeiro

+ Carvoeiro in the night

con moteror sureños



Hoy han sido también cuatrocientos y muchos kms, más de 12 horas de ruta.


Antes de proseguir con la cara B de esta crónica he de decir que la organización del Les-a-Les fue realmente increíble, imposible de narrar, hay que vivirlo. Lo que si es narrable es el talento de Nikko sobre la moto, haciendo y deshaciendo, realizando las indicaciones pertinentes para con su compañero de ruta, si señor!, me tragué los 1000 kms del Les-a-Les a su rueda, más de 24 horas, y he de decir que impecable facilitándome la vida, haciéndome ver cualquier cambio de dirección con suficiente antelación… por no hablar de la facilidad con la que interpretaba el road-book y la seguridad con la que tomaba las decisiones sin dejarse influir por las motos que precediéndole, tomaban rumbo equivoco. Desde luego Nikko, el mérito de haber acabado esta prueba de la mejor de las formas, con todos los controles, es solo tuyo, yo fui un mero ojeador. Por otra parte soy consciente que hacer el Les-a-Les con tu GS, arrastrando una ktm no apta para mantener velocidades superiores a 120 kms/h durante más tempo del justo y necesario, por no hablar del tema “patada”, es una putada que llevaste con suma normalidad y en ningún momento me hiciste sentir una carga. Gracias.


B)

VIAJANDO POR PORTUGAL: Sabía que con mi moto un regreso desde el Algarve a Santiago de Compostela, a un solo golpe de gas, por la autopista, sería un suicidio para mi y para mi kaytiem, así que llevaba ya un tiempo mentalizándome de que el regreso lo haría en dos etapas, sin prisas, haciendo algo de turismo con el mismo espíritu Les-a-Les de los últimos días, ya sabéis, algo romántico y puramente motero, jeje.






CUARTO DÍA:
(lo que mal empieza…)


Hoy hemos echado la casa por la ventana, nos hemos liado la manta a la cabeza y hemos cometido la imprudencia de dormir siete horazas del tirón, bueno, algo es algo… pero sabiendo la que nos esperaba, no era como para pasar la mañana remoloneando.
Así pues, recogimos los bártulos, yo le acoplé a Nikko unos cuantos para ir más ligerito y gassss… de Nikko no he vuelto a saber nada, jejeje… ya en solitario me arrimé a la primera carretera nacional que encontré y empecé a tirar millas dirección Faro, para hacerme fuerte por la nacional 2 de toda la vida de nuestro señor, pero para mi sorpresa, antes de llegar a Loulé, desviándome por lo que creía ser un atajo, descubrí una preciosa carretera de curvas perfectamente trazadas en la que, a su vez, tras la maleza, pude distinguir uno de esos tochos portugueses de piedra que rezaba -LISBOA-> -, paré y me acerqué a un buen señor que poco más hacía que ver como se consumían las prometedoras brasas para un buen “frango”, “deshculpe meu home!, é certo que esta estrada dishcorre ate Lishboua??” “sim” me responde el buen hombre, “tas de coña??” insisto, “nao!!nao!!” se reafirma… así pues,  dibujando una sonrisa de medio lado abrí gas precipitándome al vértice de cada una de las deliciosas curvas que me acompañarían durante los próximos y escasos quince kms.

Durante los siguientes 50 kms me comería los mocos por una de esas carreteras -IC- portuguesas, que son lo más parecido a una nacional de las nuestras, uséase, un asco! para lo que viene a ser mi tranganillo ratonero. Fue entonces cuando decidí parar a replantearme el viaje, así pues, plano en mano (el GPS lo empezaré a utilizar dentro de unos 10 años supongo) y lapiz en la oreja, en la terraza de una de tantas cafeterías/pastelerías que asolan el país, tracé un nuevo plan, que consistía en desviarme a poco más de 5 kms, para empalmar con aquella nacional 2 que en principio tenía pensado tomar. La encontré y a pesar de ser más pobre que la -IC- seguía siendo rigurosamente aburrida, y tras comerme un millón de rectas y otros tantos cruces adornados ambos con extensos campos de alcornoques, llegué a Mora, una curiosa localidad desierta (a 40 y pico grados no es de extrañar) en la que me dispuse a comer y no habiendo más que un bar en la que me pareció ser la plaza del pueblo, que decía “vinhos e petiscos” allí entre, zampé como un león en buena y taurina compañía del dueño, él me hablaba de corridas de toros y yo de mis queridos San Fermines. Listo. Me las piré.


Aquello era un infierno, el calor era tal que me resultaba imposible avanzar con el casco abierto, me ardía la cara, cuando al poco rato pude ver la típica indicación de playa con el supuesto nombre de la misma, “desta volta non paso sen baño” me dije. Ni que decir tiene que en plena columna vertebral del país, la única playa posible tenía que ser la de un pantano, río o similar, y así fue, me pegué el baño más gustoso de mi vida en el embalse más insulso jamás visto, y nuevamente arranqué el tranganillo, que prácticamente seguía a la misma temperatura que lo había dejado, y tiré rumbo Norte.




chapuzón!



Hasta aquí todo mal, verdad?, rectas, calor, nacionales… un asco!, pues bien, aún no había recorrido ni quinientos metros cuando el cuadro de la moto decidió desaparecer, nada, información cero, si quería saber a que velocidad giraba no me quedaría más remedio que recordar aquellas fórmulas matemáticas del “insti” y despejar la incógnita. No querías romanticismo?, PUES TOMA!.
Me propuse realizar el resto del viaje a una velocidad tolerable, sabía que si yo iba cómodo significaba menos de 120 kms/h… pero claro!, como hacía con el tema gasolina??, pues fácil, sabiendo que mi moto tiene una autonomía de doscientos y pico kms (5 litros escasos a los 100, jeje), sumaba las distancias que los carteles me indicaban entre pueblo y pueblo y listo, sin problema.
No os podéis imaginar lo relajado que resulta conducir sin saber nada de nada, en la más absoluta ignorancia -a datos tésnicos me refiero claro!- y sabiendo que en dos días, por muy lento que fuera, llegaría a casa sin mayor problema.

Parada a tomar “um cafesinho maish um copo cumas pedras de gelo” y vuelta a replantear el viaje, necesitaba escapar de aquella nacional fuera como fuera, me estaba dejando el culo como un bebedero de patos… así que decidí tomar un desvío, “la mejor decisión de mi vida”.

Me aparté a la altura de Fundada, una pequeña aldea, para continuar viaje por carreteras comarcales… en ese momento no las tenía todas conmigo, pero un cartel informativo antes de la entrada a la plaza de dicha aldea, me hizo parar en seco partiéndome las cachas, busqué el movil para hacerle una foto y estaba apagado, sin batería, jooooooooooder!!, a punto de perderme en la inmensidad y yo sin teléfono ni ná, pero bueno… el caso es que el cartel decía algo tal que así:
(câmara municipal ->

social local ->

centro desportivo ->

wc ->)

lo del wc me dejó petrificado, jajaja... buena pista para saber que en esa localidad poco había que ver, así que una vez más, gasssssss!
La cosa se empezó a poner interesante, tan interesante que había cruces en los que no tenía ni puta idea por donde tirar, pero casualidades de la vida, o aparecía un crío, on un viejo a quien preguntar, que parecían repartirse los cruces a partes iguales, pero gracias a un par de cada uno de ellos conseguí hacer unos cuantos kms por unas carreteras y paisajes de ensueño, que evocaban mis queridísimos Ancares gallegos... la cosa comenzaba a ponerse bien. Casi sin darmen cuenta y después de haber escalado media docena de montañas y descendido sus respectivos ríos, llegué a una localidad llamada Castanheira de Pera en la que decidí repostar antes de volver a conquistar una nueva serranía... pues bien, a pesar de que la señorita de la gasolinera no tuviera una expresión corporal de lo más atractiva y obviando el moco pegado en la punta de su nariz, le pregunté por la carretera de curvas a Louza que tan bien aparecía reflejada en mi mapa, y con la misma diligencia que lo haría mi perro, contestó: “pur alí”, “fale!” le dije miestras ponía pies en polvorosa.

La agraciada chavala no se había equivocado, esa era la carretera que creo llevar buscando toda mi vida, nunca había visto nada igual... a ver si me explico: todos sabemos que tumbando, al apretar freno delantero, la moto tiende a levantarse, no? y normalmente es un defecto más que una virtud, pues bien, las curvas eran tan sumamente seguidas que saliendo a golpe de gas, como es lógico, y frenar para entrar en la siguiente, la propia moto se levantaba para hacerme la vida más facil metiéndome en la siguiente curva y así sucesivamente, creo que no se mantuvo vertical más que en esa pequeña y obligatoria transición entre plegada y plegada... pues así unos 35/40 kms y en un vergel inigualable, sin rastro del ser humano y por ende de coche alguno, creo que fué uno de los mejores momentos de todo el viaje, verme en medio de esa intimidante imensidad fue el “top ten” (ahora entiendo esa intimidación que le produjeron las montañas al amigo Fabian a su paso por la karakorum highway, salvando las distancias claro! jeje).

Mi paso por Louza “village” fué un mero trámite, había decido hacer noche en Coimbra que no quedaba a mas de 30 o 40 kms de allí, así que resignado cual pecador en purgatorio, entronque la nacional que enlaza ambas ciudades y entre coches, camiones y demás cacharrería, me planté en Coimbra.

Esta ciudad tiene todo el encanto portugues, sin duda, pero lo que mas me llamó la atención fue esa población juvenil, y eso que vivo en Santiago de Compostela, pero el caso es que durante los 45 minutos que me pasé dando vueltas por la ciudad buscando un hotel en un pajar, no conseguí ver a nadie que superara los 30 tacos, algo sorprendente la verdad, ¿ sería la hora de la teleserié de moda??? ¿estaría Mourinho en rueda de prensa?? no lo sé, el caso es que los unicos seres que habitaban las calles eran estricamente estudiantes.
Encontre un hotel, Trívoli creo que se llamaba, entré, le pregunté precio a una señorita muy agradable, me dijo que 80 euros y antes de que me acabara de contar todo lo que aquello significaba, ya estaba encendiendo la moto. Encontre otro hotel, este si, este se llama Oslo con toda certeza, le pregunté a un chaval muy majo que estaba en recepción por el precio de una habitación “singel”, este se retiró sin apenas hacerme caso y trajo consigo a un ser superior, que me dijo: “50 euros con wifi, buffet...” yo le dije: “auga quenche, cama..., ok chao!” me preguntó si el problema era económico, le contesté un “claro!” rotundo y me rebajó la habita con todo incluido a 35 euros, apreton de manos y a la ducha.


La cena fue cursada en un restaurante italiano, una pizza vamos!, y el paseo nocturno por “la baixa” profundamente relajante, con la suerte de encontrarme una representación musical, de mano de unos estuidantes de alguna escuela local o... bien, muy bien! bravo!, no contaba con escuchar ningún fado y lo escuché, y poco más, Gin-tonic y pitillo en “praça da República” y pa cama.


fado

Por cierto!, lo que mal empieza, no siempre mal acaba, jeje







QUINTO y último DÍA:
(ains! que peniña)


También, siete horas de sueño y andando.
Una mañana perfecta, fresca, pero no fría para ir en moto, simplemente perfecta… y claro, con el buffet aún remoloneando por mis entrañas, había que tomárselo con calma, pues bien, cojamos la nacional a O Porto… a los 20 minutos ya estaba de nacional hasta los mismísimo, demasiada cacharrería para la sangre motera que corre por mis venas, juas!. Parada para estudiar la situación, decido tirar veinte kms más y a la altura de Agueda me desviaría por carreteras comarcales, “segunda mejor decisión de mi vida”.

La cosa empezó suave, periférico de Agueda, carretera comarcal, curva derecha, curva izquierda y ya!, curva, curva, curva, curva, curva y así pasando por Talhadas, Oliveira de Frades, Vouzela, Sao Pedro do Sul, alguna recta poco antes de llegar al concelho de Castro Daire, cuuuuuuuuurrrrrvas, alguna que otra recta más a la altura de los gigantes molinos que mal adornan el paisaje y trepidante serpenteo en la bajada a Lamego. PRECIOSO PASEO MATINAL!.

En Lamego decidí hacer un poco de turisteo y subir al castillo de playmobil: que chulada!, que vistas!, que melocotón me zampé allí gentileza de una buena señora, que con la excusa de que estaba “ben freshquinho, recén collido da quinta” no me pude resistir y acepté jurándola pleitesía para el resto de mis días (en semejante emplazamiento no se me vino otra chorrada a la cabeza, juas!)

En adelante hasta Peso da Regua, más de lo mismo, una gozada. Ahora bien, si le prendieran fuego al pueblo, y espero no me oigan, nada habría perdido la humanidad, que cosa más insulsa la virgen!, marché de allí completamente encendido por haber perdido veinte minutos de mi vida intentando sacarle algún jugo a ese…, que corahe!.

Prosigamos: hasta Santa Marta de Penaguiao, lo mismo, sucesión incalculable de curvas ratoneras… pero claro, como soy un moterillo de lo más ambicioso, quise complicar la cosa entreteniéndome por otra carretera “comarcal”, que así, vista sobre el mapa, prometía muuuuchos minutos de emoción… así pues, como esta comarca está intensivamente dedicada a los viñedos, decidí visitar un pueblo llamado Vinhos. Le pregunté a un buen hombre si esa carretera en la que estaba interesado pasaba por dicha población, a lo que contestó: “nao nao, maish esa estrada é muito ruín”, que alegría!, nunca había escuchado ese adjetivo para una carretera, pero me pareció completamente irresistible: “esa esa!, pola estrada ruín é pola que quero ir”. Y tan “ruín”, asfalto roto y un billón de curvas, cada cual más celosa de su salida. A Vinhos no conseguí llegar, pero pasé unos muy buenos cuarenta minutos por entre unas lomas, ríos y pueblos de una más que destacable belleza, estaba en “LA COMARCA” (no creo que tarde en pillar una casita rural por esas fértiles tierras).




LA COMARCA



A esas alturas de la jornada ya solo pensaba en comer, así que entre Vila Real y Vidago, paré en uno de tantos restaurantes de carretera, con la sorpresa que de plato único solo tenían “porco lechal”, que pena dios mío!. Me puse las botas. De aquí en adelante ya no esperaba nada más del viaje, solo quería llegar a casa, pero claro, jeje, había que escoger ruta... y ante la duda, pues me decanté por una carretera muy sinuosa que de Vidago y pasando por Boticas, rozando el parque nacional del Gerés, me depositaría en la frontera con Galicia, a la altura de Xinzo de Limia y se acabó. De Xinzo a casa por nacional fulera, la de siempre, la que pasa por Ourense, Lalín… un rollo!




Mi periplo portugués había llegado a su fin dejándome un intenso sabor en paladar, así que con la promesa de volver, solo quedaba hacer reflexión:
-El Les-a-Les: es lo más recomendable que he hecho en moto, una muy buena experiencia si lo que te gusta es vivir sobre dos ruedas. Con una “R” como que no, pero con cualquier otra moto, en serio, es una cita obligatoria.
-Moteros??: no soy capaz de distinguirlos a simple vista, usuarios si, pero Moteros como los que acabaron el Les-a-Les en motos de 49cc, vespas clásicas y demás restauraciones caseras de mínima cilindrada, no, esos moteros no se pueden reconocer a simple vista, son pura esencia.
-Portugal: encantador, nunca me defrauda…, por todos sus costados se respira algo de ese gran imperio que algún día fue. Ya conocía sus principales urbes y su encanto decrépito, así como algunos de sus amurallados pueblos, pero en lo más profundo de sus freguesias me he quedado encandilado. Ahora bien, estos portugueses tienen una manía por hacerse los pueblos y ciudades en pendiente que no es normal, allí donde haya una colina medianamente escarpada le mangan un pueblo, que tipos!, si no fuera por que son las personas más afables de la faz de la tierra, por no hablar de su desinteresado esfuerzo por practicar lenguas foráneas… diría que son… na!, son gente 10.