... no hay nada que hacer.
Dos días antes de la salida me había dado cuenta de una extraña mezcla en el motor y en el radiador. Blanco y en botella. Visita a Emilio Leis
y problema resuelto a 10 horas de la partida.
Ya el día “D” saliendo por la puerta de casa con el cuero puesto,
me percato que la chaqueta se me ha abierto de abajo -> arriba quedándose únicamente
unida por el velcro de la pajarita. Me paso a la cordura.
Camino de Allaríz aludo la ausencia de uno de los tornillos
de la tapa izquierda del depósito y de otro tornillo del cubremanos derecho. Así
que en la primera gasolinera ocupo el escaño vacante del primero por otro que poco
pinta bajo el asiento y el segundo por cinta de fontanería. Chapuza.
600 kms después noto que la moto me hace menear sensualmente las
caderas, así que en la siguiente gasolinera le echo la mano a la goma trasera y
efectivamente!. Rodamientos rotos.
A 5 kms de casa decido, en aquella terraza, que mientras las
cervecitas trabajan en mi organismo, que el gruista haga lo propio en “meutranganillo”
(a mi moto me refiero), así que llamada al seguro y "cena-relax" en grata compañía
de Pepe, Juli y Senen, quien sería mi transporte público a casa.
Ah!, nos fuimos a Puebla de Sanabria. 750 kms. Bueno, yo 745.
Y dejar anotado que, sobre todo, desde la subida a Pena Trevinca hasta
Puebla de Sanabria, el espectáculo paisajístico es… para montar tacos.
p.d.: si circulo no fotografío y si fotografío no circulo. Gracias por las fotos Pepe!
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